La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. La mía, claro, que la absoluta ni sé si existe ni me interesa. ¡Y además, ni que verdad, como madre, hubiese nada más que una!
Artículos relacionados
Vista previa: PERSONA PARA EL FIN DEL MUNDO, UNA
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.